Vayamos al trasfondo de la operación David de Gea. No nos quedemos en lo esperpéntico de una situación que no debió esperar hasta el día del cierre del mercado para llegar una solución, centrémonos en lo deportivo. En la situación en que se quedan Real Madrid, Manchester United, Keylor Navas y David de Gea. Vaya por delante, eso sí, de que la situación personal en la que se queda el portero del United es tremendamente complicada. Se plantó, declaró su rebeldía y su entrenador, el que ahora muy probablemente le devolverá a la titularidad, le dejó en la grada durante el inicio liguero. Pues ahora, el toledano tiene ahora que tomar una decisión que marcará su carrera. Las opciones están claras. Dar un paso atrás y renovar con el que club en el que deberá estar este año o mantener su rebeldía y esperar a que en enero se resuelva la situación para desembarcar en la casa blanca.
De Gea, se mire por donde se mire, está entre la espada y la pared. Van Gaal no es un hueso fácil, pero es lo suficientemente inteligente como para saber quién es el mejor portero de su plantilla. Y si las cosas salen bien y de Gea rinde, la afición deja a un lado sus rencores y anima a su portero, todo se pondrá de cara para que el toledano rubrique una renovación con el United que le deje en el club de Manchester casi de por vida. Y al Madrid, mientras tanto, le toca esperar. Esperar con un meta al que no veían, por lo menos desde el palco, lo suficientemente cualificado para cubrir la salida de Casillas. Y convencer a de Gea de que aguante una temporada más para convertirse en el guardián de la portería más cotizada de Europa.
Pero hay un tercer factor. Un factor con el que no contaban desde la zona noble del Bernabéu. El gran arranque liguero de Navas y su repentina sintonía con una grada que no es conocida por regalar halagos. El tico ha empezado bien, sin encajar tras dos jornadas y con varias paradas de mérito, una situación que de continuar en el tiempo complicaría y mucho, de cara a la opinión pública, su venta.
Centrándonos meramente en lo deportivo, y siendo esta una humilde opinión, el español está un escalón por encima del tico. Lo lleva demostrando desde que aterrizó por sorpresa en el Atlético y tras asentarse en el XI del United, no sin algún problema inicial. Está llamado a ser el futuro de la selección española de fútbol, ha sido escogido en dos ocasiones (2013 y 2015) como el Mejor Portero de la Premier, y cualquiera que haya seguido de forma regular los últimos cursos del United sabrá lo decisivo que ha sido para el equipo de Manchester.
Keylor sale reforzado porque está donde quería y el equipo de Van Gaal retiene a su meta titular, pero el Madrid y de Gea se quedan compuestos y sin firma. Una situación complicada, que debió arreglarse en el mes de julio, pero que la tozudez de unos y la poca mano izquierda de otros ha hecho que se atasque.
Con todo, me quedará para siempre la duda de qué habría sido de esta operación si Sergio Ramos no hubiera enredado con el Manchester United. Imaginen.
Sergio F. Núñez 